Lucía

Desde que te vi, Lucía, ya no sé pensar en nadie que no seas tú. Qué será de mí, Lucía, si me pierdo en tu mirada y no encuentro la luz.

Haces que este mundo se detenga en un segundo y mi cabeza dé mil vueltas sin parar.

Desde que te vi, Lucía, no has dejado de volar por mi imaginación. Me haces sonreir, Lucía, y haces que en invierno yo me muera de calor.

Cuéntame el secreto que se esconde entre los restos de esos besos que se dan un un portal.

De la mano ando sin soltarte por temor a que no quieras nada más. De la mano sólo por llevarte hasta donde te dejes llevar, hasta donde te dejes llevar.

Sabes qué decir, Lucía, en cualquier momento eres el centro de atención. Ay tonto de mí, Lucía, me conformaría con cantarte esta canción.

Antes de que el viento borre todos estos versos seguiré escribiendo un cuento sin final.

De la mano ando sin soltarte por temor a que no quieras nada más. De la mano sólo por llevarte hasta donde te dejes llevar.

No sabré seguir, Lucía, si la luna me abandona en la oscuridad.

De la mano ando sin soltarte por temor a que no quieras nada más. De la mano sólo por llevarte hasta donde te dejes llevar.

Lucía. Lucía. Lucía. Lucía.