Resto del día en St Louis, Missouri

Después del Arco del paso, fuimos a la zona antigua de la ciudad. Era un lugar muy bonito y con un aspecto entrañable, limpio y tranquilo.

Allí nos quedamos a comer en un restaurante, y después nos fuimos a conocer un poco la ciudad, pero no pasamos del parque Kiener Plaza.

Era un parque muy grande y cuidado, con una fuente en cascada.

Un poco más adelente, en la misma plaza había un espectáculo de cante y baile de aficionados jóvenes de la ciudad. Había algunos grupos que no lo hacían nada mal, la verdad. (futuros artistas).
Un pequeño dato que me fijé es que entre los artistas y el público, durante más de una hora que stuvimos allí, los únicos blancos que había eramos Angie y yo. No entiendo por qué, pero así era.

Después quedamos con unos desconocidos para dormir en su casa. La cosa es que hay una página web, couch surfing, que es para conocer gente que presta su casa para dormir, a viajeros como nosotros, Couch surfing es como «de sofá en sofá» y así la gente puede viajar por el mundo un poco más barato. Angie escribió a tres en St Louis, y dos de ellos la llamaron ofreciendo su sofá. Fuimos donde el primero que nos llamó, Travis, en un barrio  las afueras de St Louis. Los barrios aquí no son como los que conocemos, son casitas de dos pisos bien puestas y con enormes sitios para aparcar.

Pues quedamos con él en su casa. Allí estuvimos hablando unas horas (la verdad es que yo no podía hablar mucho, porque aún me falta un poco para dominar el inglés) Travis y su novia estaban todo el rato con el ordenador, hasta que yo cogí en mío y ya éramos tres con el portátil en las piernas.  Fuimos al supermercado (aun siendo domingo) a por algo para cocinar, cenamos, y a dormir. Nosotros pagamos la cena y nos ofrecimos a cocinar, en agradecimiento a la estancia cedida (Bueno, cocinar, más bien Angie, porque yo no soy muy bueno en las artes culinarias)

Angie durmió en el sofá y yo en el suelo con un par de mantas canajas y un cojín un poco cochambroso y mugriento.